No hay señal alguna que haga prever que la implantación de una RBI daría un respaldo a actitudes individualistas o conservadoras. Poder liberarse de empleos precarios y mal pagados así como tener una mayor capacidad de autogestión vital son efectos que justifican una visión más bien optimista: la que dibuja un horizonte social, en el cual, una ciudadanía optará libremente por buscar relaciones con sus semejantes, que se concreten en conductas de un mayor compromiso comunitario.
En cualquier caso, basar la capacidad de movilización de una sociedad en el mantenimiento de la pobreza (severa), no parece el mejor argumento para oponerse a la RBI.
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