El primer pilar que sustenta la RBI es de carácter ético o normativo. La RBI ha demostrado, en los muchos años que lleva siendo objeto de investigaciones, debates y experimentos sociales, que es una propuesta justa.

El segundo pilar tiene que ver con la viabilidad económica de la medida. La RBI no es una utopía: muchísimos estudios avalan que su implantación, como herramienta de política económica y social, es realizable hoy en día.